La paz perpetua de
Juan Mayorga trata el tema de la violencia y del terrorismo desde una perspectiva
completamente distinta, cuyo objetivo principal es que el lector reflexione
sobre dichos asuntos. Para ello, el autor utiliza como protagonistas a tres
perros: Odín, Enmanuel y John-John. Estos aparecen en escena sin que sepamos
nada de ellos, pero poco a poco los iremos conociendo a través de sus propios
comentarios y críticas.
Entre ellos
dialogan y ponen de manifiesto ciertas cuestiones que cualquier persona ha pensado
alguna vez. El hecho de que sean perros, hace que nos pongamos en su piel y nos
replanteemos dichas preguntas desde cero, dándonos cuenta de la importancia que tienen.
Somos muchos los que nos preguntamos ciertas incógnitas de las que no
encontramos una certeza absoluta, como la siguiente:
ENMANUEL Detrás de esa puerta. ¿No oyes como un rezo?
¿No hay alguien rezando?
JOHN-JOHN Yo no oigo nada
ENMANUEL ¿Tú crees en
Dios?
JOHN-JOHN ¿?
Como
acabamos de ver, estos personajes muestran las mismas preocupaciones que las
personas y, por tanto, los mismos defectos, como la competitividad, la
violencia y la superioridad, entre otros. La
superioridad o la figura de poder en esta obra está representada por el humano,
pero sobre todo por Casius. Él es quien se comunica con el humano y el que
manda sobre los perros, es decir, a quien deben obedecer. Esta situación no es
difícil ya que, en gran medida, él encarna el tipo de vida que quieren seguir,
sobre todo John-John:
JOHN-JOHN Yo le admiro a usted, señor. Quiero ser como
usted.
CASIUS ¿Quiere ser como yo? ¿Me ha mirado bien,
muchacho? (…) ¿Puede creer que un día fui una bola de pelo a la que acariciaban
los niños? Hoy doy miedos a los niños.
Hoy yo mismo me doy miedo… (Silencio).
Aunque los
temas de la violencia y de la competitividad no siempre están relacionados en
la vida real, en esta obra parecen ir de la mano. Esa actitud la podemos ver
perfectamente en el personaje de Odín, ya que es egoísta y solo pretende
conseguir el beneficio propio. En lugar de superarse a sí mismo con el objetivo
de que gane el mejor, prefiere sabotear a los demás y crear conflictos entre
ellos para poder ser él quien destaque. Su carácter persuasivo tiene mayor
efecto sobre John-John, porque Enmanuel se caracteriza por su firme pensamiento
ético y moral.
ODÍN (…) ¿Qué te pide tu instinto?
JOHN-JOHN Matarlo.
ODÍN Quiero verlo a tus pies, con el cuello
partido, desangrándose.
JOHN-JOHN Sí. ¡Sí!
ODÍN No te precipites. Cuando esté desprevenido,
te lanzas sobre él como un relámpago.
JOHN-JOHN Como un relámpago.
ODÍN No olvides que es un perro listo. No dejes
que te líe. Demuéstrale que tú eres más listo que él. Ahí vienen. Ya sabes,
como un relámpago.
Humano (…) Pero la libertad tiene un precio. Ese
precio lo pagamos nosotros, en nuestros corazones. Y lo seguiremos pagando
hasta que llegue la paz. Al mundo y a nuestros corazones. Es nuestro sueño: la
paz perpetua.
Hace una señal a John-John y a Odín,
que van hacia la puerta B. (…) Atacan a Enmanuel.
Con la
finalidad de relacionar el texto con la actualidad, sería recomendable citar un
fragmento del mismo, en el que el autor hace una crítica a la sociedad a partir
del personaje de John-John:
Lección
cuarenta y uno: “Una manifestación mal resulta / bien se convierte en
revuelta”. Te enseñan a ser persuasivo, a que utilices la violencia como último
recurso. Lección treinta y nueve: “Si sabes enseñar los dientes, / no precisas
morder gentes”.
Podríamos interpretar que las fuerzas de seguridad del
estado saben la teoría de cómo actuar en dichas situaciones y cómo a veces no
se lleva a la práctica.
Bibliografía: MAYRGA Juan, La paz perpetua, Introducción de Manuel Barrera Benítez, Ediciones. KRK A Escena, Oviedo 2009
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